Conjuntamente con el perro de Pastor de los Pirineos, es el más antiguo de los pastores franceses cuyos orígenes se remontan al Perro de la Edad del Bronce. Se dice que ya Carlomagno tenía perros muy similares al Briard. En 1300, Gastón Phoebus, en un tratado sobre la caza, describe a uno de estos perros e, incluso, grabados y cuadros de épocas sucesivas dan un testimonio preciso de su antiguo origen. Habiéndose tenido por él siempre un gran aprecio, ha sido durante muchos siglos, el guardián fiel de rebaños y manadas hasta el punto de hacerse indispensable en la práctica del pastoreo. Por su carácter particularmente versátil, ha sido utilizado por el ejército francés como correo y portaórdenes durante la Primera Guerra Mundial. Hoy está muy difundido por toda Europa y Estados Unidos.